Agricultura
y Su Desarrollo Histórico
Agricultura
La ciencia que estudia la
práctica de la agricultura es la agronomía. Agricultura es el conjunto de técnicas y
conocimientos para cultivar la tierra y la parte del sector primario que se dedica a
ello, en ella se engloba los diferentes trabajos de tratamiento del suelo y los
cultivos de vegetales. Comprende todo un conjunto de acciones humanas que
transforma el medio ambiente natural. Es una actividad de gran importancia
estratégica como base fundamental para el desarrollo autosuficiente y riqueza
de las naciones.
Desarrollo
histórico de la agricultura
Se estima que la
agricultura se ha desarrollado desde hace unos 8.000 a 10.000 años. Desde
entonces todos los pueblos de la Tierra han reconocido el valor que las plantas
cultivadas tienen para la alimentación humana y de los animales domésticos.
El inicio de la
agricultura se encuentra en el período Neolítico, cuando la
economía de las sociedades humanas evolucionó desde la recolección, la caza y la pesca a la agricultura
y la ganadería. Las primeras plantas cultivadas fueron
el trigo y la cebada. Sus orígenes se
pierden en la prehistoria y su desarrollo se gestó en varias culturas que la
practicaron de forma independiente, como las que surgieron en el denominado Creciente Fértil
Agricultura
en la Antigua Roma
En los primeros tiempos
de Roma se cultivaban principalmente cereales, leguminosas y hortalizas, pero
en la época de la expansión republicana e imperial la agricultura incluía,
además del trigo los otros dos elementos de la llamada tríada o trilogía mediterránea.
Las técnicas agrícolas se
basaban en el uso del arado romano, tirado
habitualmente por bueyes, y en el sistema de barbecho. Otros aportes
fueron las prensas de aceite, algunas técnicas de regadío y de abono.
Edad Media
A lo largo de la Edad Media europea, surgen importantes innovaciones tecnológicas que
aportarán algunos elementos positivos al trabajo de los campesinos. Las
principales innovaciones en la agricultura medieval se debieron al mayor
dinamismo del modo de producción feudal, que suponía para los siervos un mayor
incentivo en la mejora de la producción que para los esclavos.
La introducción del uso de arados pesados (con
ruedas y vertedera) permitió un cultivo más profundo de los suelos
del norte de Europa se incorporó a lo largo del siglo XI en las regiones al norte de los Alpes, mientras que los suelos frágiles de la zona
mediterránea seguían vinculados al arado romano. Los molinos hidráulicos incrementaron de forma importante la
productividad del trabajo, al igual que la mejora paulatina de los aperos agrícolas, como nuevos
tipos de trillos, hoces y guadañas. El cambio del buey por el caballo como animal de tiro fue el
resultado de dos avances tecnológicos el
uso de la herradura y el desarrollo de la collera que permitían
al caballo tirar de mayores cargas más fácilmente. Esto aumentó la eficiencia
del transporte por tierra, tanto para el comercio como para las campañas
militares
Estos cambios causaron un crecimiento,
tanto en la variedad como en la cantidad de las cosechas, que tuvo efectos
importantes en la dieta de la población. El campo fue el gran protagonista en
la Plena Edad Media europea. Los recursos que aportaba la
agricultura y la ganadería eran la base de la economía y la tierra era el
centro de las relaciones sociales,
La expansión agrícola de las tierras
cultivables se hizo a costa de la reducción de la superficie del bosque y de la
incorporación de tierras marginales y aunque contribuyó al crecimiento de la
producción de alimentos, inevitablemente conducía a las consecuencias negativas
de la ley de los rendimientos decrecientes, lo que estuvo
entre las causas lejanas o precondiciones de la crisis del siglo XIV. A pesar de los progresos, la
agricultura medieval manifestó siempre signos de precariedad debido a la
imposibilidad de realizar la inversión productiva de los excedentes (extraídos
en forma de renta feudal por la nobleza y el clero) y su
estrecha dependencia de las condiciones naturales.
Edad Moderna
Durante el Antiguo Régimen los países del sur y este de Europa
prolongaron el sistema económico feudal, especialmente en la agricultura,
pudiéndose hablar de una refeudalización
evidente desde la crisis del siglo XVII, en que se reafirmó la posición predominante
de los señores frente a los campesinos, que seguían siendo la inmensa mayoría
de la población, pero que no tenían posibilidad de iniciar la acumulación del capital necesaria para la transformación
agraria. En cambio, en la Europa noroccidental, especialmente en Holanda e
Inglaterra, los cambios sociales y políticos se vieron acompañados en el campo
por una revolución agrícola previa a la Revolución Industrial del siglo XVIII, que intensificó los
cultivos, aumentando los rendimientos gracias a mejoras técnicas y productivas
y a la introducción de nuevos cultivos.5
La integración de la
economía mundial tras la era de los descubrimientos permitió un intercambio de
cultivos a nivel planetario: productos del Viejo Mundo, tanto de zonas
templadas como el trigo y la vid, como de zonas cálidas como la caña de azúcar, el algodón y el café, fueron
introducidos con éxito en América; mientras que productos del Nuevo Mundo como el maíz, la patata, el tomate, el pimiento y el tabaco diversificaron la
agricultura europea y del resto de los continentes, que también se acabó
extendiendo a otras zonas ecuatoriales a pesar de todo el cuidado que se puso
en impedirlo.
Edad Contemporánea
La ideología del liberalismo económico propugnó la
liberación del mercado de tierras y la imposición de la propiedad privada sobre
ellas, con distintas manifestaciones según los países.
El uso de abonos químicos (fosfatos,
nitratos, etc.) la mecanización y los estudios
científicos de la edafología y la ingeniería agrícola transformaron la agricultura, a
finales del siglo XIX, en Una actividad similar a la industrial en cuanto a su
conexión con la ciencia y tecnología. No obstante, la dependencia de la
climatología y la periódica irrupción de plagas produjeron periódicas crisis
agrícolas.
La división del mundo en países desarrollados y subdesarrollados tuvo en la
agricultura uno de sus aspectos: los primeros caracterizados por una
agricultura especializada y de mercado con altos rendimientos; mientras que en
los segundos se produjo una división por zonas entre una agricultura de
subsistencia de explotaciones familiares con tecnología tradicional y sometida
a la presión del crecimiento demográfico, y una agricultura de plantación de monocultivos destinados al
mercado internacional, que también presiona sobre los cada vez más reducidos
espacios naturales (deforestación).
La revolución verde de la segunda mitad del siglo XX
significó un salto cualitativo en la tecnificación de la agricultura en todo el
mundo, basándose en mejoras tecnológicas avanzadas como las semillas de alto
rendimiento, que a finales de siglo XX experimentó un nuevo impulso con la biotecnología. Simultáneamente,
la evolución generalizada hacia una agricultura de mercado produjo la cada vez
mayor dependencia de los plaguicidas y el abonado
intensivo, con graves problemas medioambientales como la contaminación de
suelos y acuíferos y una drástica reducción de la biodiversidad; a lo que se ha
pretendido responder con el planteamiento de una denominada agricultura sostenible.
Gran parte de la agricultura de muchas regiones del planeta
precisa de una cantidad enorme de trabajo humano, ayudado por muy pocos medios
técnicos, debido a la falte de capital para invertir en maquinaria, abono
químico, etc.
Actualidad
En el Siglo XX, especialmente
con la aparición del tractor, las exigentes tareas de sembrar, cosechar y trillar
pueden realizarse de forma rápida y a una escala antes inimaginable.
La difusión de la radio y la televisión (medios de
comunicación), así como de la informática, son de gran ayuda, al facilitar
informes meteorológicos, estudios de mercado, etc.
Además de comida para humanos y sus animales, se produce
cada vez con más amplia utilidad tales como flores, plantas
ornamentales, madera, fertilizantes, pieles, cuero, productos químicos (etanol, plásticos, azúcar, almidón), fibras (algodón, cáñamo, lino), combustible (biodiesel, el propio etanol, que ahora ya se
está obteniendo del maíz), productos biofarmacéuticos, y drogas tanto legales
como ilegales (tabaco, marihuana opio, cocaína). También existen plantas
creadas por ingeniería genética que producen sustancias especializadas
como, por ejemplo, el maíz transgénico, que, al igual que la obtención de
etanol, está modificando la economía de los cultivos de esta planta y la vida
de las comunidades que de ella siguen dependiendo
La agricultura moderna depende enormemente de la tecnología y las ciencias
físicas y biológicas. La irrigación, el drenaje, la
conservación y la sanidad, que son vitales para una agricultura exitosa, exigen
el conocimiento especializado de ingenieros agrónomos. La química agrícola, en
cambio, trata con la aplicación de fertilizantes, insecticidas y fungicidas, la reparación de
suelos, el análisis de productos agrícolas, etc.
Las variedades de semillas han sido
mejoradas hasta el punto de poder germinar más rápido y adaptarse a estaciones
más breves en distintos climas. Las semillas actuales pueden resistir a pesticidas capaces de
exterminar a todas las plantas verdes. Los cultivos hidropónicos, un método para
cultivar sin tierra, utilizando soluciones de nutrientes químicos, pueden
ayudar a cubrir la creciente necesidad de producción a medida que la población
mundial aumenta.
Otras técnicas modernas que han contribuido al desarrollo de
la agricultura son las de empaquetado, procesamiento y mercadeo. Así, el
procesamiento de los alimentos, como el congelado rápido y la deshidratación
han abierto nuevos horizontes a la comercialización de los productos y
aumentado los posibles mercados.
Tipos de Agricultura
Los tipos de agricultura pueden
dividirse según muchos criterios distintos de clasificación
Agricultura
Biológica
La agricultura biológica, también llamada
ecológica u orgánica, es una técnica de explotación agrícola autónoma que
procura utilizar los medios menos dañinos para el medio y más naturales. En
ella no se emplean productos para abonar, ni para eliminar las plagas, ni
químicos y sintéticos, ni organismos genéticamente modificados buscando siempre
el equilibrio entre sostenibilidad y producción. La agricultura biológica es una forma de obtener alimentos más
sanos, de forma sostenible para que el suelo siga siendo fértil por muchas
décadas.
AGRICULTURA ECOLÓGICA
La agricultura ecológica, se basa en el cultivo que
aprovecha los recursos naturales para, por ejemplo, combatir plagas,
mantener o aumentar la fertilidad del suelo, etc. sin recurrir a
productos químicos de síntesis como fertilizantes, plaguicidas, antibióticos, y
similares, y en la no utilización de organismos que hayan sido modificados
genéticamente, los transgénicos. De esta forma se consiguen alimentos más naturales,
sanos y nutritivos. Además, se ayuda a conseguir una mayor sostenibilidad
del medio ambiente causando el mínimo impacto medio ambiental.
Agricultura orgánica
La agricultura orgánica es un
sistema de producción que mediante el manejo racional de los recursos
naturales, sin la utilización de productos de síntesis química, brinde
alimentos sanos y abundantes, mantenga o incremente la fertilidad del suelo y
la diversidad biológica. Es el resultado de la acción individual de
agricultores apoyada por los movimientos ecologistas, frente a riesgos
inherentes al uso excesivo o al mal uso, en cuanto al momento y forma de
aplicación, de los productos químicos, para convertirse en una nueva concepción
de producción de alimentos.
Frente al sostenido
crecimiento de la demanda mundial de productos de origen orgánico como cereales,
papas, hortalizas, frutas, carne, leche, etc. existen en el territorio nacional
grandes posibilidades para este tipo de producción, dado que el nivel de uso de
los agroquímicos no ha alcanzado valores críticos de contaminación. Un ejemplo
es la producción de leche orgánica.
Agricultura
Intensiva
Es el tipo de agricultura que hace
uso intenso de los medios de producción, tanto en cuanto a la inversión,
mecanización y cuidado de los cultivos, tendientes a la producción masiva de
determinados cultivos altamente comerciables, utilizándose métodos de
producción controlada (como en el caso de los invernaderos), aunque también se
utilizan espacios abiertos en los que la mecanización intensifica la producción
agrícola. En este tipo de agricultura, se utilizan comúnmente modernos métodos
de regadío, fertilización y combate a plagas y enfermedades, así como
mejoramientos de las variedades cultivadas, en aras del aumento de la
producción.
Agricultura
Extensiva
Es aquella que se desarrolla en
espacios abiertos al aire libre en donde los campos no están cubiertos por
estructuras. Es un tipo de agricultura que requiere de grandes extensiones de
tierra para el cultivo de plantas de un tipo en particular, habiendo grandes
porciones de tierra con un mismo cultivo (parcelas). Puede ser de regadío o de
temporal y por lo común se utiliza tanto la fuerza animal para las labores (en
especial en países subdesarrollados), como mano de obra humana y en los últimos
tiempos suele ser mecanizada, en especial para los procesos de siembra y
cosecha de los productos.
Agricultura
Industrial
Es aquella que implica el uso
intensivo tanto de métodos industriales en el cultivo de las plantas,
entendiéndose de ello la mecanización de los procesos de siembra, y cosecha de
los cultivos, así como el uso intensivo de fertilizantes para reponer los
minerales de la tierra que son absorbidos por las plantas y que al usar las
tierras de manera continuada, agotan estas tierras. En este tipo de agricultura
el uso de pesticidas artificiales para combatir plagas y enfermedades es muy
común e intensivo (lo que a la larga puede contaminar tanto a las plantas como
a los suelos). Se encuentra por lo común, enfocada a al cultivo de un solo
producto agrícola, cuya producción resulte rentable industrialmente.
Según
la dependencia de agua
Agricultura de Secano
En este caso, los
productores no instalan ni se valen de ningún sistema de riego, como ocurre en
la práctica de regadío. A diferencia de esto, los productores dependen de la
lluvia para el riego de sus plantaciones. En algunos casos, esta variante es
algo arriesgada puesto que existe la posibilidad de padecer largos períodos de
sequía que pueden perjudicar o incluso arruinar una cosecha. De todas formas,
en ciertos cultivos, como el de cereales, uvas, hortícolas, frutas o legumbres,
la lluvia es la mejor opción para su correcto desarrollo.
Agricultura de Regadío
Esta variante dentro de la agricultura se caracteriza por hacer uso de un sistema de riego que le suministre el
agua necesaria para que los vegetales se desarrollen de manera adecuada y así
garantizar la rentabilidad de la producción. Los sistemas de riesgo suelen ser
muy costosos, por lo que este tipo de agricultura implica importantes
inversiones en tecnología, energía, mano de obra especializada y mantenimiento.
Algunos de los sistemas de riego más utilizados son: por aspersión, por
canales, por drenaje, riego localizado, por surcos o bien, por inundación. Ésta
última es la más utilizada de todas por su eficiencia y porque no se ubica
dentro de las más costosas. De todas formas, el riego por aspersión está
volviéndose cada vez una opción más elegida por los productores puesto que, si
bien resulta bastante costosa, es sumamente eficiente.
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