martes, 23 de agosto de 2016

La Agricultura y su desarrollo historico

Agricultura y Su Desarrollo Histórico


Agricultura
La ciencia que estudia la práctica de la agricultura es la agronomía.  Agricultura es el conjunto de técnicas y conocimientos para cultivar la tierra y la parte del sector primario que se dedica a ello, en ella se engloba los diferentes trabajos de tratamiento del suelo y los cultivos de vegetales. Comprende todo un conjunto de acciones humanas que transforma el medio ambiente natural. Es una actividad de gran importancia estratégica como base fundamental para el desarrollo autosuficiente y riqueza de las naciones.
Desarrollo histórico de la agricultura
Se estima que la agricultura se ha desarrollado desde hace unos 8.000 a 10.000 años. Desde entonces todos los pueblos de la Tierra han reconocido el valor que las plantas cultivadas tienen para la alimentación humana y de los animales domésticos.
El inicio de la agricultura se encuentra en el período Neolítico, cuando la economía de las sociedades humanas evolucionó desde la recolección, la caza y la pesca a la agricultura y la ganadería. Las primeras plantas cultivadas fueron el trigo y la cebada. Sus orígenes se pierden en la prehistoria y su desarrollo se gestó en varias culturas que la practicaron de forma independiente, como las que surgieron en el denominado Creciente Fértil

Agricultura en la Antigua Roma

En los primeros tiempos de Roma se cultivaban principalmente cereales, leguminosas y hortalizas, pero en la época de la expansión republicana e imperial la agricultura incluía, además del trigo los otros dos elementos de la llamada tríada o trilogía mediterránea.
Las técnicas agrícolas se basaban en el uso del arado romano, tirado habitualmente por bueyes, y en el sistema de barbecho. Otros aportes fueron las prensas de aceite, algunas técnicas de regadío y de abono.
Edad Media
A lo largo de la Edad Media europea, surgen importantes innovaciones tecnológicas que aportarán algunos elementos positivos al trabajo de los campesinos. Las principales innovaciones en la agricultura medieval se debieron al mayor dinamismo del modo de producción feudal, que suponía para los siervos un mayor incentivo en la mejora de la producción que para los esclavos.
La introducción del uso de arados pesados (con ruedas y vertedera) permitió un cultivo más profundo de los suelos del norte de Europa se incorporó a lo largo del siglo XI en las regiones al norte de los Alpes, mientras que los suelos frágiles de la zona mediterránea seguían vinculados al arado romano. Los molinos hidráulicos incrementaron de forma importante la productividad del trabajo, al igual que la mejora paulatina de los aperos agrícolas, como nuevos tipos de trillos, hoces y guadañas. El cambio del buey por el caballo como animal de tiro fue el resultado de dos avances tecnológicos  el uso de la herradura y el desarrollo de la collera que permitían al caballo tirar de mayores cargas más fácilmente. Esto aumentó la eficiencia del transporte por tierra, tanto para el comercio como para las campañas militares

Estos cambios causaron un crecimiento, tanto en la variedad como en la cantidad de las cosechas, que tuvo efectos importantes en la dieta de la población. El campo fue el gran protagonista en la Plena Edad Media europea. Los recursos que aportaba la agricultura y la ganadería eran la base de la economía y la tierra era el centro de las relaciones sociales,
La expansión agrícola de las tierras cultivables se hizo a costa de la reducción de la superficie del bosque y de la incorporación de tierras marginales y aunque contribuyó al crecimiento de la producción de alimentos, inevitablemente conducía a las consecuencias negativas de la ley de los rendimientos decrecientes, lo que estuvo entre las causas lejanas o precondiciones de la crisis del siglo XIV. A pesar de los progresos, la agricultura medieval manifestó siempre signos de precariedad debido a la imposibilidad de realizar la inversión productiva de los excedentes (extraídos en forma de renta feudal por la nobleza y el clero) y su estrecha dependencia de las condiciones naturales.

Edad Moderna



Durante el Antiguo Régimen los países del sur y este de Europa prolongaron el sistema económico feudal, especialmente en la agricultura, pudiéndose hablar de una refeudalización  evidente desde la crisis del siglo XVII, en que se reafirmó la posición predominante de los señores frente a los campesinos, que seguían siendo la inmensa mayoría de la población, pero que no tenían posibilidad de iniciar la acumulación del capital necesaria para la transformación agraria. En cambio, en la Europa noroccidental, especialmente en Holanda e Inglaterra, los cambios sociales y políticos se vieron acompañados en el campo por una revolución agrícola previa a la Revolución Industrial del siglo XVIII, que intensificó los cultivos, aumentando los rendimientos gracias a mejoras técnicas y productivas y a la introducción de nuevos cultivos.5
La integración de la economía mundial tras la era de los descubrimientos permitió un intercambio de cultivos a nivel planetario: productos del Viejo Mundo, tanto de zonas templadas como el trigo y la vid, como de zonas cálidas como la caña de azúcar, el algodón y el café, fueron introducidos con éxito en América; mientras que productos del Nuevo Mundo como el maíz, la patata, el tomate, el pimiento y el tabaco diversificaron la agricultura europea y del resto de los continentes, que también se acabó extendiendo a otras zonas ecuatoriales a pesar de todo el cuidado que se puso en impedirlo.
Edad Contemporánea
La ideología del liberalismo económico propugnó la liberación del mercado de tierras y la imposición de la propiedad privada sobre ellas, con distintas manifestaciones según los países.
El uso de abonos químicos (fosfatos, nitratos, etc.) la mecanización y los estudios científicos de la edafología y la ingeniería agrícola transformaron la agricultura, a finales del siglo XIX, en Una actividad similar a la industrial en cuanto a su conexión con la ciencia y tecnología. No obstante, la dependencia de la climatología y la periódica irrupción de plagas produjeron periódicas crisis agrícolas.
La división del mundo en países desarrollados y subdesarrollados tuvo en la agricultura uno de sus aspectos: los primeros caracterizados por una agricultura especializada y de mercado con altos rendimientos; mientras que en los segundos se produjo una división por zonas entre una agricultura de subsistencia de explotaciones familiares con tecnología tradicional y sometida a la presión del crecimiento demográfico, y una agricultura de plantación de monocultivos destinados al mercado internacional, que también presiona sobre los cada vez más reducidos espacios naturales (deforestación).
La revolución verde de la segunda mitad del siglo XX significó un salto cualitativo en la tecnificación de la agricultura en todo el mundo, basándose en mejoras tecnológicas avanzadas como las semillas de alto rendimiento, que a finales de siglo XX experimentó un nuevo impulso con la biotecnología. Simultáneamente, la evolución generalizada hacia una agricultura de mercado produjo la cada vez mayor dependencia de los plaguicidas y el abonado intensivo, con graves problemas medioambientales como la contaminación de suelos y acuíferos y una drástica reducción de la biodiversidad; a lo que se ha pretendido responder con el planteamiento de una denominada agricultura sostenible.
Gran parte de la agricultura de muchas regiones del planeta precisa de una cantidad enorme de trabajo humano, ayudado por muy pocos medios técnicos, debido a la falte de capital para invertir en maquinaria, abono químico, etc.
Actualidad


En el Siglo XX, especialmente con la aparición del tractor, las exigentes tareas de sembrar, cosechar y trillar pueden realizarse de forma rápida y a una escala antes inimaginable.
La difusión de la radio y la televisión (medios de comunicación), así como de la informática, son de gran ayuda, al facilitar informes meteorológicos, estudios de mercado, etc.
Además de comida para humanos y sus animales, se produce cada vez con más amplia utilidad tales como flores, plantas ornamentales, madera, fertilizantes, pieles, cuero, productos químicos (etanol, plásticos, azúcar, almidón), fibras (algodón, cáñamo, lino), combustible (biodiesel, el propio etanol, que ahora ya se está obteniendo del maíz), productos biofarmacéuticos, y drogas tanto legales como ilegales (tabaco, marihuana opio, cocaína). También existen plantas creadas por ingeniería genética que producen sustancias especializadas como, por ejemplo, el maíz transgénico, que, al igual que la obtención de etanol, está modificando la economía de los cultivos de esta planta y la vida de las comunidades que de ella siguen dependiendo
La agricultura moderna depende enormemente de la tecnología y las ciencias físicas y biológicas. La irrigación, el drenaje, la conservación y la sanidad, que son vitales para una agricultura exitosa, exigen el conocimiento especializado de ingenieros agrónomos. La química agrícola, en cambio, trata con la aplicación de fertilizantes, insecticidas y fungicidas, la reparación de suelos, el análisis de productos agrícolas, etc.
Las variedades de semillas han sido mejoradas hasta el punto de poder germinar más rápido y adaptarse a estaciones más breves en distintos climas. Las semillas actuales pueden resistir a pesticidas capaces de exterminar a todas las plantas verdes. Los cultivos hidropónicos, un método para cultivar sin tierra, utilizando soluciones de nutrientes químicos, pueden ayudar a cubrir la creciente necesidad de producción a medida que la población mundial aumenta.
Otras técnicas modernas que han contribuido al desarrollo de la agricultura son las de empaquetado, procesamiento y mercadeo. Así, el procesamiento de los alimentos, como el congelado rápido y la deshidratación han abierto nuevos horizontes a la comercialización de los productos y aumentado los posibles mercados.


Tipos de Agricultura

Los tipos de agricultura pueden dividirse según muchos criterios distintos de clasificación
Agricultura Biológica
 La agricultura biológica, también llamada ecológica u orgánica, es una técnica de explotación agrícola autónoma que procura utilizar los medios menos dañinos para el medio y más naturales. En ella no se emplean productos para abonar, ni para eliminar las plagas, ni químicos y sintéticos, ni organismos genéticamente modificados buscando siempre el equilibrio entre sostenibilidad y producción. La agricultura biológica es una forma de obtener alimentos más sanos, de forma sostenible para que el suelo siga siendo fértil por muchas décadas.

AGRICULTURA ECOLÓGICA
La agricultura ecológica, se basa en el cultivo que aprovecha los recursos naturales para, por ejemplo, combatir plagas, mantener o aumentar la fertilidad del suelo, etc. sin recurrir a productos químicos de síntesis como fertilizantes, plaguicidas, antibióticos, y similares, y en la no utilización de organismos que hayan sido modificados genéticamente, los transgénicos. De esta forma se consiguen alimentos más naturales, sanos y nutritivos. Además,  se ayuda a conseguir una mayor sostenibilidad del medio ambiente causando el mínimo impacto medio ambiental.

Agricultura orgánica
La agricultura orgánica es un sistema de producción que mediante el manejo racional de los recursos naturales, sin la utilización de productos de síntesis química, brinde alimentos sanos y abundantes, mantenga o incremente la fertilidad del suelo y la diversidad biológica. Es el resultado de la acción individual de agricultores apoyada por los movimientos ecologistas, frente a riesgos inherentes al uso excesivo o al mal uso, en cuanto al momento y forma de aplicación, de los productos químicos, para convertirse en una nueva concepción de producción de alimentos.
Frente al sostenido crecimiento de la demanda mundial de productos de origen orgánico como cereales, papas, hortalizas, frutas, carne, leche, etc. existen en el territorio nacional grandes posibilidades para este tipo de producción, dado que el nivel de uso de los agroquímicos no ha alcanzado valores críticos de contaminación. Un ejemplo es la producción de leche orgánica.

Agricultura Intensiva

Es el tipo de agricultura que hace uso intenso de los medios de producción, tanto en cuanto a la inversión, mecanización y cuidado de los cultivos, tendientes a la producción masiva de determinados cultivos altamente comerciables, utilizándose métodos de producción controlada (como en el caso de los invernaderos), aunque también se utilizan espacios abiertos en los que la mecanización intensifica la producción agrícola. En este tipo de agricultura, se utilizan comúnmente modernos métodos de regadío, fertilización y combate a plagas y enfermedades, así como mejoramientos de las variedades cultivadas, en aras del aumento de la producción.

Agricultura Extensiva

Es aquella que se desarrolla en espacios abiertos al aire libre en donde los campos no están cubiertos por estructuras. Es un tipo de agricultura que requiere de grandes extensiones de tierra para el cultivo de plantas de un tipo en particular, habiendo grandes porciones de tierra con un mismo cultivo (parcelas). Puede ser de regadío o de temporal y por lo común se utiliza tanto la fuerza animal para las labores (en especial en países subdesarrollados), como mano de obra humana y en los últimos tiempos suele ser mecanizada, en especial para los procesos de siembra y cosecha de los productos.

Agricultura Industrial

Es aquella que implica el uso intensivo tanto de métodos industriales en el cultivo de las plantas, entendiéndose de ello la mecanización de los procesos de siembra, y cosecha de los cultivos, así como el uso intensivo de fertilizantes para reponer los minerales de la tierra que son absorbidos por las plantas y que al usar las tierras de manera continuada, agotan estas tierras. En este tipo de agricultura el uso de pesticidas artificiales para combatir plagas y enfermedades es muy común e intensivo (lo que a la larga puede contaminar tanto a las plantas como a los suelos). Se encuentra por lo común, enfocada a al cultivo de un solo producto agrícola, cuya producción resulte rentable industrialmente.

Según la dependencia de agua
Agricultura de Secano

 En este caso, los productores no instalan ni se valen de ningún sistema de riego, como ocurre en la práctica de regadío. A diferencia de esto, los productores dependen de la lluvia para el riego de sus plantaciones. En algunos casos, esta variante es algo arriesgada puesto que existe la posibilidad de padecer largos períodos de sequía que pueden perjudicar o incluso arruinar una cosecha. De todas formas, en ciertos cultivos, como el de cereales, uvas, hortícolas, frutas o legumbres, la lluvia es la mejor opción para su correcto desarrollo.

Agricultura de Regadío

 Esta variante dentro de la agricultura se caracteriza por hacer uso de un sistema de riego que le suministre el agua necesaria para que los vegetales se desarrollen de manera adecuada y así garantizar la rentabilidad de la producción. Los sistemas de riesgo suelen ser muy costosos, por lo que este tipo de agricultura implica importantes inversiones en tecnología, energía, mano de obra especializada y mantenimiento. Algunos de los sistemas de riego más utilizados son: por aspersión, por canales, por drenaje, riego localizado, por surcos o bien, por inundación. Ésta última es la más utilizada de todas por su eficiencia y porque no se ubica dentro de las más costosas. De todas formas, el riego por aspersión está volviéndose cada vez una opción más elegida por los productores puesto que, si bien resulta bastante costosa, es sumamente eficiente.





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