martes, 23 de agosto de 2016

La Agricultura y el Medio Ambiente

La Agricultura y el Medio Ambiente


La agricultura siempre ha supuesto un impacto ambiental fuerte. Hay que talar bosques para tener suelo apto para el cultivo, hacer embalses de agua para regar, canalizar ríos, etc. La agricultura moderna ha multiplicado los impactos negativos sobre el ambiente. La destrucción y salinización del suelo, la contaminación por plaguicidas y fertilizantes, la deforestación o la pérdida de biodiversidad genética, son problemas muy importantes a los que hay que hacer frente para poder seguir disfrutando de las ventajas que la revolución verde nos ha traído.
La evolución de la agricultura en los últimos años ha sido generada por la introducción de nuevos elementos, que, en mayor o menor medida, han supuesto en el momento de su aparición, un efecto positivo en la competitividad global del sector. Así, la creación de variedades de floración tardía en almendro, la aparición de pesticidas cada vez más específicos, la creciente mecanización del campo y la profesionalización del sector, entre otros, han supuesto la modernización de la producción agrícola hasta la situación en la que hoy nos encontramos.
Por otra parte, en los últimos años ha aparecido una gran sensibilización por todos aquellos aspectos relacionados con el medio ambiente; la protección de las aguas subterráneas ante la contaminación derivada de la actividad agrícola, la necesidad de minimizar los residuos y las campañas de reciclaje de todo tipo de materiales, la conveniencia de mantener la biodiversidad vegetal y animal, la protección del medio frente a las consecuencias de la actividad industrial que repercute en el efecto invernadero

Los principales impactos negativos



  1. Erosión del suelo
  2. Salinización y anegamiento de suelos muy irrigados
  3. Uso excesivo de fertilizantes y plaguicidas Agotamiento de acuíferos
  4.  Pérdida de diversidad genética
  5.  Deforestación
  6. Consumo de combustibles fósiles y liberación de gases de invernadero.


Las Plantas y el Medio Ambiente

Una de las contribuciones más importantes de las plantas a su entorno es la producción de oxígeno (O2) y la absorción de dióxido de carbono (CO2) a través de la fotosíntesis, el proceso básico para su supervivencia.
Las plantas compiten por los nutrientes. La mayor parte del nitrógeno, fósforo, calcio y otros nutrientes se encuentran dentro de las plantas y no en el suelo, y los árboles que almacenan más eficientemente estos nutrientes pueden resultar los vencedores en la competencia por la luz. Los ciclos de los nutrientes son estrictos y el recambio es rápido. Casi no hay acumulación de mantillo u hojarasca como el que encontramos en los bosques templados: la descomposición es demasiado rápida. Todo lo que llega al suelo desaparece casi inmediatamente, es transportado, consumido o descompuesto a gran velocidad.
Todos los seres vivos requieren de los componentes del medio para desarrollarse. Las plantas necesitan del medio la luz, el agua, el suelo y la temperatura para poder desarrollarse
La vegetación de un lugar también depende de las características del suelo.
En los suelos fértiles la vegetación es abundante. Estos suelos son ricos en materia orgánica, es decir, poseen abundantes restos de animales y vegetales que retienen el agua y le dan gran riqueza en sales minerales.

En los suelos estériles la vegetación es escasa. Son suelos arenosos o arcillosos que no pueden retener el agua. El suelo arenoso, por ser muy poroso, deja escapar el agua y por eso es seco. El suelo arcilloso, por ser muy compacto, no deja pasar el agua y se inunda cuando llueve.




  

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